La triste realidad de la educación ambiental en México: ¿Cómo contribuir?
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Para nadie es una sorpresa que en México la educación tiene muchas carencias, en muchas escuelas la infraestructura y los servicios escolares no son los adecuados, el personal docente es insuficiente, al igual que los materiales y la actualización de programas y planes de estudio están atrasados.
Según el Economista:
En la transición de educación secundaria a media superior se pierden alrededor de 2 millones de alumnos en escuelas públicas.
El 25% de las plantillas docentes en primaria y secundaria están incompletas.
En las escuelas secundarias hay un promedio de 34 alumnos por cada profesor, mientras que la media para los países de la OCDE es de 13 por cada educador.
La tasa neta de escolarización es de 98.4% en primaria y se reduce a 62% en bachillerato.
2 de cada 10 alumnos de educación básica no cuentan con mobiliario fundamental, en preparatoria aumenta a 7 de cada 10.
En la primaria sólo 4 de cada 10 escuelas tienen acceso a computadoras e internet para alumnos.
En el plan de estudios para educación básica no se contempla a las personas con discapacidad ni a los hablantes de lenguas indígenas.
En todo el país 40% de los docentes no concluyó los programas de capacitación.
De los profesores de bachillerato el 59.8% no obtuvo el nivel ideal en pruebas oficiales.
Los profesores de enseñanza primaria reciben un salario 33% más bajo que el promedio de la OCDE.
Niñez, adolescencia, adultez o senectud; no importa en que etapa nos encontremos en este momento, hemos sufrido los estragos de este tipo de atrasos, desde perder interés por falta de didáctica hasta nunca haber recibido información de ciertos temas.
La Educación Ambiental es un proceso que tiene como objetivo transmitir conocimientos respecto a la importancia de la protección del medio ambiente, con el cual se promuevan nuevos hábitos y conductas en la población que permitan tomar conciencia de los desafíos ambientales actuales que se enfrentan, incorporando valores para tender a prevenirlos y resolverlos. Este tema, aun siendo tan importante, es uno de los marginados de los que hablábamos, no se maneja a grandes rasgos en las escuelas y tristemente tampoco en el núcleo familiar, pero aquí siempre hemos dicho que si todavía no se hace, nosotros podemos cambiarlo, siempre podemos contribuir a través de nuestras acciones a nuestro entorno, por supuesto es a partir de la adolescencia que se empieza a ser un poco más crítico y podemos razonar con más precisión el porqué de las cosas, empero, esto no quiere decir que para grandes temas debamos hacer a los niños a un lado, de hecho entre los 6 y 12 años es la mejor etapa para educar a un ser humano y aunque es el momento propicio para cultivar la curiosidad de los niños y enseñarles de temas importantes, muchas veces los padres prefieren no intervenir y dejar esta labor a los educadores, pero como ya expusimos, muchos temas ni siquiera los tocarán en los colegios; por eso es importante que como seres con pensamiento crítico nos informemos y a aquellos que todavía están formando su propio criterio los guiemos, y no, no hablo solo de los padres, todos tenemos un hermano, un primo, un sobrino, el hijo del amigo, el vecino, etc. al que podemos ayudar.
Según la Unesco, los cuatro objetivos de la educación ambiental para niños son:
Concientizarlos y sensibilizarlos ante los problemas medioambientales.
Formar su interés por el cuidado y mejora del entorno.
Desarrollar en ellos la capacidad para aprender acerca del medio que lo rodea.
Ampliar sus conocimientos del entorno próximo, en temas como la energía, el paisaje, el aire, el agua, los recursos naturales y la vida silvestre.
No hay mejor forma de enseñar a los niños que con el ejemplo, ellos copian lo que ven y lo reproducen, sin embargo, también podemos hablar con ellos, se puede comenzar explicándoles qué todo viene de la naturaleza, que el medio ambiente es el lugar donde se desarrolla la vida y el principal agente que participa en su modificación es el hombre; para esta explicación se pueden utilizar ejemplos, como explicarle de donde proviene su ropa o sus juguetes y como llegó a ser el objeto que él está observando. Después hacerlo partícipe con material visual de temas como la contaminación, la deforestación, los incendios forestales, la escasez de agua y extinción de especies, para que ellos empiecen a identificar los problemas ambientales y conforme vayan creciendo, tengan consciencia de lo que se vive y contribuyan al cambio.
Ya que conozca el tema en términos “teóricos” y lo comprenda, seguro estará feliz de ayudar en actividades que se pueden hacer en familia como: reciclar, separar la basura, cuidar el agua, ahorrar electricidad, plantar árboles y producir menos desperdicios; solo es cuestión de saber guiarlos.
No hagamos de lado a nadie por ningún motivo, ni su edad ni la ignorancia son razones para hacer a alguien menos, siempre ayudemos al otro a ser mejor y superarse; seguro nosotros también estaremos aprendiendo algo nuevo.