Greenwashing: ¡el timo del año!

Greenwashing: ¡el timo del año!

¿Qué es el greenwashing?
Es un término en inglés que se forma con la combinación de green: verde y whashing: lavado. Y consiste en una práctica que se encuentra en casi todos los sectores de las empresas, el cual está dedicado a construir ingeniosamente una imagen verde de sí mismos y sus productos. Un ejemplo llamativo de esta práctica son las empresas de moda tan dañinas con el medio ambiente.
¿Cómo es que hacen las empresas un “lavado verde” de su imagen?
Aquí te mencionamos algunos ejemplos.
1) Información omitida
Sucede, por ejemplo, en los viajes aéreos, vendidos por las empresas como la mejor alternativa para el medio ambiente en comparación con otras soluciones de movilidad o para la compra de nuevas bolsas de algodón, que parecen ser la mejor alternativa a la bolsa de la compra de plástico, pero sólo si no se tiene en cuenta el impacto real de los cultivos intensivos de algodón. El primero de los pecados del greenwashing, además, es inducir al consumidor a pensar que comprando un determinado producto o servicio está haciendo un buen gesto para el medio ambiente, pero olvidando en su conjunto informarle sobre el impacto genérico y global de esa categoría de producto o servicio.

2) Falta de pruebas
A menudo, las declaraciones comunicadas requieren ser interpretadas, fuentes o conocimientos técnicos que no siempre son accesibles para el consumidor final. Cuando una empresa de bebidas azucaradas o una cadena minorista anuncian repetidamente que se han vuelto más ecológicos, por ejemplo, los que compran pueden no tener datos disponibles para contrarrestar que la producción de la lata en cuestión requiere el uso de más de dos litros de agua potable o que el 2% de la energía de fuentes renovables, utilizada para la gestión de una tienda departamental, es un porcentaje muy pequeño.
3) Vaguedad en la información
Anunciarse con eslóganes y proclamaciones ambientales, sin información específica corren el riesgo de ser malinterpretados por los consumidores.
 
4) Información irrelevante
Es cuando se afirma que un producto es sostenible y respetuoso con el medio ambiente únicamente sobre la base de una gama (muy) limitada de parámetros. Este "pecado" se comete a menudo en el mundo de los detergentes, especialmente porque los líquidos y concentrados que se han presentado como una alternativa eco-sostenible ya que duran más tiempo y por lo tanto implican un menor consumo de botellas de plástico. Sin embargo, esto no tiene en cuenta el hecho de que, en la mayoría de los casos, contienen una mayor concentración de derivados de benceno altamente contaminante.
 
5) En el menor de los males
Es cuando las empresas hacen el “lavado” de su imagen cambiando deliberadamente el enfoque a elementos, detalles, características del producto que son realmente sostenibles. Sin embargo, en una inspección más detallada, estos elementos son secundarios en referencia a la categoría de producto en cuestión. Las grandes empresas automotrices, por ejemplo, han jugado recientemente gran parte de su comunicación en los sistemas de reducción de emisiones que vienen con sus modelos más recientes. Estos son en definitiva sistemas que son realmente útiles, pero ciertamente no son capaces de 100% coches que no contaminen con motores diesel.

6) Mintiendo o contando historias inexistentes
En los casos más obvios, las empresas hacen el lavado verde literalmente al mentir sobre las emisiones o el impacto ambiental de sus plantas o en la etiqueta y con respecto a la cadena de suministro de sus productos. Esto, sin embargo, es a la vez un comportamiento sin escrúpulos y riesgoso, dadas las limitaciones legales de transparencia y daño reputacional que podrían seguir el eventual (descubrimiento) de información incorrecta y proclamaciones falsas.
7) Etiquetas o diseños falsos
En la mayoría de los casos se juega en sugerencias más sutiles como sugerir, a través del diseño del embalaje o la yuxtaposición de elementos visuales de naturaleza diferente, colaboraciones con realidades de terceros y bien conocido por su compromiso con el medio ambiente. Es lo que sucede a menudo con el supuesto comercio justo. El chocolate, la ropa y el café atraen a los consumidores más sensibles a las cuestiones medioambientales si algo sugiere que se producen en colaboración con organizaciones sin fines de lucro, por ejemplo, que garantizan el cumplimiento de los más altos estándares tanto en los cultivos como en lo que respecta al respeto de las tradiciones y culturas locales.
Como consumidores tenemos que ser más exigentes en cuanto a la calidad y la información de los productos que consumimos. No porque un producto venga en un embalaje verde quiere decir que es bueno para el medio ambiente.
Cecilia.

 
 
 
 
Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.